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lunes, 18 de noviembre de 2013

Desgaste generacional.

Menús express

Mi abuela cocinaba de maravilla y además le gustaba mucho cocinar, era de las que  te cebaba, todo le salía bueno y aún no habías acabado de comer y ya te preguntaba que qué querías que hiciera de cena y no acababas de cenar y te preguntaba que qué te gustaría comer al día siguiente.
Mi madre cocinaba muy bien, o mejor dicho tenía muy  buena mano para la cocina, porque como a mí, le parecía que el tiempo dedicado a las tareas domésticas era una especie de maldición de Sísifo -aquel pobre  de la mitología griega condenado a empujar una roca enorme montaña arriba  y que cuando llegaba a culminar la cima tenía que volver a empezar empujando de nuevo la misma roca desde el principio…- (¿No os produce agobio?)  
No le gustaba nada la casa, pero especialmente no le gustaba la cocina, en ninguno de sus procesos: pensar en qué hacer de comer, comprar, elaborar, cocinar y recoger la cocina, para enseguida volver a empezar.
A diferencia de mi abuela lo que nos preguntaba nuestra madre a mis hermanos y a mí muy a menudo era en la última comida que nos había guisado, no para saber si nos gustaba, no, sino para comprobar que ni nos acordábamos de qué habíamos comido…y verdaderamente  pocas eran las veces que lo recordábamos.
A mi hijo de 6 años ( que es mi principal fan como cocinera) hace poco que le preguntaron
-Tu mamá que tal cocina?
-Mi mamá cocina superbien, todo lo que hace está riquísimo! Todas sus comidas son mis favoritas (es muy expresivo…y agradecido)
-Ah, si…? Y cual es el plato que cocina que más te gusta?
-Lo que más me gusta es lo bien que le salen las fresas con azúcar.

Jajajajaja! Bueno...no quiero dar tan penosa impresión, pero lo que sí es verdad es que soy de las de la ley del mínimo esfuerzo y una o dos veces por semana, dependiendo de las prisas, recurro a platos pre-cocinados o a recetas express que me invento a partir de congelados o preco-cinados. 
Mi intención es poner en este apartado una lista de los que realmente están buenos, y aunque soy consciente de que nunca van a estar tan buenos como los elaborados en casa  te sacan de un apuro o te solucionan un día de esos en que no te apetece nada pisar la cocina.

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