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martes, 3 de marzo de 2015

Filosofía doméstica

Cuando era pequeña, acompañé a mi madre a visitar a una amiga suya que hacía muy poco que acababa de casarse. La recién casada era esteticien y nos hizo pasar a la cocina, estaba desesperada porque su marido, que era cazador, le había traído un conejo para que lo cocinara y la pobre mujer llevaba toda la mañana intentando pelar al conejo y pese al tiempo empleado solo había conseguido quitar el pelo de un redondelillo de la cabeza ( ese círculo lo dejó liso y sin un pelo) y se le saltaban las lágrimas pensando en todo lo que le faltaba por pelar del animal, porque como no tenía ni idea de cómo despellejar al conejo... ¡pretendía quitarle el pelo con las pinzas de depilar!( yo seguramente le hubiera hecho la cera ). 
 Esta historia que parece un chiste, no lo es, es algo que sucedió en tiempos de la cocina económica y la tele en blanco y negro y un sólo canal. 
 Aquella mujer que no tenía ni idea de conejos ni de cocina, ni tenía a donde ni a quién acudir para complacer a su marido existió y es exactamente lo opuesto de lo que pretende recoger este blog.

Este pretende ser un sitio donde encontrar las fórmulas para hacer más fáciles y ser más efectivas en aquellas tareas de las que una no se puede escaquear y eludir las tareas imposibles que nos enfangan, roban nuestro tiempo y nos ponen de mal humor.
Bienvenidas, si os identificáis con la filosofía de hacer las cosas –ya que no hay más remedio-, lo mejor posible,en el menor tiempo posible y si tenéis alguna técnica receta o secreto que queráis compartir, no os cortéis, juntas podemos lograr elaborar un manual que haga nuestra vida más fácil.

viernes, 13 de febrero de 2015

Lavar, tender, planchar y vuelta a empezar.

Si hay algo verdaderamente agobiante en la rutina doméstica (la mayoría de tareas lo son) es el proceso de la ropa: lavar-tender-recoger-guardar-planchar y vuelta a empezar. 
Ahora con las toallitas “atrapa colores” que se meten en el tambor de la lavadora  junto a la ropa, debemos tener menos miedo a la hora de mezclar ropa  de diferentes colores (aunque siempre hay que prestar atención con mezclar blancos y rojos inestables)
En casa predominan los rojos, azules oscuros (vaqueros) y los negros y estos son colores que se pueden lavar sin miedo juntos y sin usar las toallitas que guardo para cuando tengo dudas de que los colores sean poco sólidos...

Como este de la ropa es un proceso  largo y enojoso, para mi, lo que hago es empezar siempre por las prendas de mayor volumen tanto para lavar, como a la hora de tender, como al doblarlas (clasificarlas) y por supuesto cuando me pongo a planchar.
Ver cómo disminuyen los montones al ocuparme primero de la ropa que ocupa más espacio parece que evita que me desespere con ese cuento de nunca acabar que es el procesamiento de la ropa y me sienta cómo Sísifo

Luego al recoger la ropa de las cuerdas la clasifico por temáticas:

  • Para plancha
  • Niños 
  • Mayores
  • Casa

Y una vez doblado guardo todo lo que no sea de planchar en sus correspondientes armarios, empezando por la clasificación que ocupe más espacio (si es la ropa para  planchar el montón más grande lo dejo en la silla (si pienso ponerme pronto a planchar) o en un espacio de armario  que tengo habilitado para esto.
A la hora de planchar empiezo de nuevo por lo que más ocupa, vaqueros, pantalones, sudaderas o jerseys si es que necesitan un “toque” y acabo con las prendas más  pequeñas.
Para los calcetines y ropa interior si son muchos,tengo dos niños y un tendal de los de pie y organizo campeonatos de tender calcetines o de casar calcetines, para esto último coloco dos cestas y ayudada por la competitividad de los niños me evito esa parte.


jueves, 12 de febrero de 2015

Organizar pañuelos y bufandas.

Pañuelos, pequeños, grandes, super grandes, alargados, cuadrados, lisos, estampados, de colores oscuros, claros y hasta chillones...de seda, lino, algodón o poliéster. 
Los pañuelos son el complemento perfecto para sacar del anonimato a tanta ropa comprada en grandes almacenes que sin dejar de ser estilosa está tan duplicada, multiplicada y franquiciada, que cada día es más difícil encontrar algo distinto…porque lo distinto de esas tiendas diferentes,  originales,   insólitas, casi exclusivas ya o no existe o hay poco bolsillo que las tolere y muchos menos monederos que las entiendan.

Por eso el toque más personal que le podemos dar a un conjunto por anodino que nos parezca viene de la mano de los complementos y el invierno es el mejor aliado para usar bufandas y pañuelos de esos superenvolventes, de esos que nunca pasan y que podemos encontrar en un mercadillo, en un oulet de firma o en el último día de rebajas de alguna tienda prohibitiva.
Es una prenda tan bonita e importante que además de para abrigarnos y para dar un estilo diferente a cualquier chaqueta o abrigo, nos puede servir para decorar las paredes de nuestro dormitorio al mismo tiempo que los tenemos ordenados y a la vista. Y si no para alegrar una puertas interior de armario, a la vista o guardados los pañuelos tienen que encontrar un espacio que depende tu gusto por ellos puede ser preferente o no. 

Colgados y a la vista:



En cajas o cajones:



En el armario o detrás de las puertas:


Perchas y percheros:


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Próximamente:




















Maneras de ponerse una bufanda o un pañuelo (1ª parte: ellas).